lunes, 16 de abril de 2007

Cuando una coma es lo de menos


La película "El precio de la verdad" nos lleva a todos a reflexionar sobre el papel del periodista y su ética profesional. ¿Cuántos Stephen Glass hay sueltos por las redacciones de los medios de comunicación más importantes de todo el mundo? Por lo que vemos en el film todos esos sistemas innovadores de correcciones y revisiones de las noticias entre compañeros no sirve de mucho porque ¿de qué sirve quitar una coma de aquí y ponerla allá si todo es mentira? ¿eso quién lo revisa? Se supone que el profesional va a ajustarse a las reglas, se confía en él como la redacción del periódico de "The New Republic" confiaba en Glass.


Stephen Glass mintió en la mayoría de artículos que publicó y no ha sido el único. Janet Cook, periodista del "Washinton Post" ganó el Pulitzer en 1981 con un reportaje de un niño de 8 años adicto a la cocaina. Todo era mentira. ¿Alguien, algún compañero quizás, tachó una coma de ese reportaje? Como si eso importase...


Volviendo a la película, hemos de recordar que fue un pequeño periódico digital el que desenmascaró a Glass y tiró de la manta para sacar a la luz toda la verdad. ¿Fue casualidad o es que es cierto que el periodismo digital es una puerta hacia la verdad? Una cosa es cierta, con la llegada del periodismo digital y sobre todo de los foros y los blogs especializados, todos tenemos voz, voz para sacar a relucir mentiras, para quejarnos y que se nos oiga pero también tenemos voz para mentir sin que se nos vea la cara. Invito a todos los que estén interesados en el tema a escribir algún comentario.
Trailer en Versión Original de la película El precio de la verdad

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